sábado, 21 de febrero de 2009

Los últimos terrores armamentísticos de la Alemania Nazi. Parte II: El Aire

Continuamos con esta esta segunda parte de los últimos terrores armamentísticos de la Alemania Nazi centrandonos ahora en el aire. Más concretamente en el misil V-1, ya que los nazis fueron los inventores del misil moderno o, al menos, los primeros en usarlos seriamente en combate.

El primero de estos misiles es el Fiesele Fi 103 Flak Zielgerät 76, para los amigos: Misil V-1. El V-1 era un tipo de misil de crucero. Para que nos aclaremos, los misiles de crucero son aquellos que tienen forma de avión, con alas para permitir la elevación y movidos por un reactor; lo que sería en definitiva un avión no tripulado.


Como forma de propulsarse, el V-1 hacía uso de un reactor de pulso o pulsoreactor. Estos pulsoreactores son los padres de los actuales motores de turboreacción. Ya que he estado investigado y me ha parecido interesante el cómo funcionan los reactores, voy a explicarlo brevemente.

Un pulsoreactor funciona de forma muy parecida al típico motor de combustión de los coches, solo que la explosión en este caso no es utilizada para levantar un cilindro sino para que la salida de los gases produzca el empuje. En esta imagen cortesía de la wikipedia se puede ver perfectamente:


En la primera figura vemos una primera fase en la que el aire (1) se introduce por la boquilla del reactor a través de una válvula. Y, al mismo tiempo, la cámara de combustión se llena de combustible (2). En una segunda fase, la mezcla del aire y del combustible hace explosión gracias a la ingnición de una bujía. Los gases de la explosión tienden a salir por la válvula (3), que se bloquea por el empuje de la explosión e impide su salida, y por el tubo de salida de gases (3), que es lo que provoca el empuje. Además, gracias al calor de la primera explosión, la cámara de combustión se calienta lo suficiente como para no volver a necesitar la bujía para nuevas igniciones, lo que hace que este motor tenga un funcionamiento continuado y sotenido.

El principal problema que tenía este motor eran las válvulas, que tenían un vida útil muy corta ya que no eran más que unas simples láminas de acero. Pero, aunque no sirviese aún para ser montado en un avión con unos resultado de fiabilidad aceptables, los nazis lo vieron perfecto para propulsar con gran potencia sus misiles V-1, ya que no hacía falta que el sistema de propulsión tuviese una gran duración. Además, el pulsoreactor Argus del V-1 tenía otra ventaja, y es que podía empezar a usarse desde velocidad cero, ya que incorporaba un sistema de aire comprimido que inyectaba el aire en la cámara hasta que la alcanzaba la velocidad suficiente como para que el aire entrase sin ayuda externa.

Otro de los aspectos que hay que recalcar de este misil es el sistema de guía, que hoy día nos parecería arcaico pero que estaba muy bien resuelto. Los misiles V-1 se lanzaban desde plataformas parecidas a la de los saltos de esquí y el objetivo tenía que estar en línea recta desde el lanzamiento. Por lo tanto, el piloto automático solo tenía que mantener la altura y la inclinación reaccionando ante las ráfagas de viento. Con un sistema de péndulo se podía conocer la posición horizontal del V-1 y así aplicar el ángulo de inclinación apropiado. Y con otros sistemas más complejos se regulaba el balanceo y el ángulo de desviación. Para que el misil impactase en el objetivo, el personal de lanzamiento debía calcular el tiempo que tardaba el misil en recorrer la distancia desde el lanzamiento hasta el objetivo, y luego se programaba un cronómetro de cuenta atrás en el misil. Cuando el cronómetro de cuenta atrás llegaba a cero, se activaba un mecanismo que hacia dirigir el misil hacia el suelo y provocaba su caída en picado hacia el objetivo. Debido a la inclinación, el flujo de gasolina se cortaba, lo que hacía parar el motor y su característico ruido de zumbido del pulsoreactor. Ese silencio repentino auguraba la inminente detonación del misil. No obstante, este problema del corte de gasolina fue resuelto para que los V-1 pudiesen estrellarse a toda velocidad contra su objetivo.


Ante tan nueva y aterradora arma, los aliados (principalmente los británicos) tuvieron que ingeniarselas para derribar estos misiles antes de que alcanzaran su objetivo. Su gran velocidad y su pequeño tamaño, los V-1 eran objetos muy difíciles de abatir por los cañones antiaéreos. Aunque gracias a la mejor del radar y a un sistema de apunte y disparo automático por radar en 1944, la tasa de misiles derribados consiguió cifras aceptables.

También se utilizaron aviones de combate cuya misión principal era derribar en el aire a los V-1. No obstante, los aviones de la época no tenían la velocidad suficiente como para alcanzar a los rápidos V-1 (sólo podían acercarse a ellos superándoles en altura y después haciendo un picado) y las ametralladoras eran ineficaces: la estructura de metal del V-1 lo hacía bastante resistente y carecía de soporte de vida al que dañar. Además, el piloto no podía disparar a la cabeza de explosivos ya que provocaría una potente detonación que le alcanzaría (además, tendría que dispararse desde más cerca de lo habitual para poder acertar en un objeto tan pequeño...).

Cuando en 1944 comienza el ataque de misiles V-1, la RAF sólo disponía de 30 aviones Hawker Tempest, los únicos que podían alcanzar en velocidad a estos misiles. Descartado el uso de los cañones ametralladores de lo aviones, una de las primeras técnicas que usaron los pilotos de los Tempest fue la de desestabilizar el piloto automático de giroscopios presionando un ala del V-1 hacia abajo con el extremo del ala del caza. El movimiento provocaba un brusco reajuste de los giroscopios que hacían voltear al V-1 provocando su caída en picado.


Más tarde, los cazas Mustang y los Spitfires fueron mejorados para alcanzar en velocidad a los V-1, mientras que los Tempest compartían la defensa del aire con los bombarderos ligeros bimotores De Havilland Mosquitos, que fue el segundo avión que más V-1 derribó durante la guerra, sólo superado por el Tempest y por delante de los Spitfire XIV y los Mustang.


Otro método anti V-1 utilizado aunque poco exitoso fue el uso de globos de contención. No obstante, quería destacarlo porque los había visto en varios documentales y hasta hoy no he sabido para qué demonios se usaban. Estos pequeños dirigibles eran desplegados con la intención de que las V-1 se estellasen contra los cables de sujección, pudiendo construir así barreras o cercos antimisiles. Pero los alemanes modificaron los V-1 poniendo filos en las alas y el morro de los V-1, lo que provocó que menos de 300 V-1 fueran derribados con este método. Podemos ver una fotografía de uno de estos globos con una calidad excelente como no podía ser menos gracias a la mejor película jamás creada, la Kodachrome.


Los V-1 fueron utilizados durante junio de 1944 y marzo de 1945 contra la costa sur de Inglaterra (llegando a alcanzar Londres) y Bélgica. Se sabe que de los casi 30.000 misiles V-1 construidos, 10.000 fueron lanzados hacia Inglaterra, de los cuales 2.419 impactaron en Londres matando a casi 6.200 personas e hiriendo a otras 18.000. La primera de estas bombas volantes sobre Londres cayó el 13 de Junio de 1943, en Grove Rd. con Mile End Rd., matando a 8 personas.






No hay comentarios:

Did you know?